viernes, 12 de octubre de 2007

LA OTRA MEJILLA


El poner la otra mejilla no es fácil de practicar
ni mucho menos amar al enemigo,

ni devolver bien por mal
mas en amar a quienes nos aman

¿qué mérito habrá?
Amar por ser amado nada nos cuesta,
pero amar a quienes nos odian

¡que difícil empresa!

No llames enemigo solamente a un criminal,
es también aquel que trae cualquier mortificación,
que amarga nuestros días, el que no nos quiere,
es el que nos envidia, el que nos miente,
el que nos persigue, el que nos juzga mal,
el enemigo puede vivir dentro de nuestra casa,
o aquel que opine lo contrario,
es cualquiera que nos cause daño
y a él Dios nos pide perdonarlo

Poner tu otra mejilla no es dejarte humillar,
es abrir tu corazón de par en par

y demostrar a quien te hirió
que el perdón vive en tu alma,

que no guardas rencor
porque al devolver mal por mal

igualándonos,
poner la otra mejilla es un gesto

de humildad y de grandeza
que resulta fácil decir e inconcebible de practicar,
es no responder con otro golpe
porque la violencia engendra violencia
el amor es el único que camino

que nos lleva a ser mejores.

La cólera y la ira son malos consejeros
que nos ciega siempre la razón
que nos quitan la paz y el sosiego
que nos vuelve viejos en el alma y en el cuerpo,
que dejan al final un mal sabor;
ser mansos de corazón el Señor nos pediría
y no juzgar desde nuestra altura
para no ser medidos con la misma vara

con la que medimos

Poner la otra mejilla es mucho más

que perdonar al enemigo
es sembrar en ti ese amor que te hará más humano,
es aprender a olvidar y a enterrar el pasado,
es regresar el odio de una mirada con una sonrisa,
es devolver al otro su ira

con un ramo de indiferencia,
es devolver un insulto con una palabra de paz.
Poner la otra mejilla se nos hace cuesta arriba
en este mundo impío, violento y terrorista,
dejemos a Dios hoy y mañana juzgar y hacer justicia
El amor siempre será la mejor respuesta

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